Padres y educadores han de llevar de común acuerdo la educación del niño/a. Por esto, este ha de ser un trabajo en equipo que tenga continuidad en casa y en la escuela y que requiere una buena comunicación entre las dos partes.
Comunicación diaria: la educadora y los padres intentan hablar cada día sobre como está el niño/a, de cómo ha ido el día, de cómo va todo en casa, de cambios de actitud...
Reuniones: se hacen generalmente dos reuniones al año con los padres de los niños/as: una para hablar de las normas, funcionamiento de la escuela y de cómo llevar a cabo una adaptación lo mas placentera posible; la otra para informar de cómo trabajamos y que objetivos queremos conseguir.